La misión de aquel hombre era llevar esperanzas a todas las personas, sus palabras eran alimento para el optimismo humano. Un día recibió la orden de viajar a llevar su valiosa palabra a una lejana nación, Nínive.
Él no quería ir a esa tierra, así que tomó un barco que se dirigía a otro lugar. A mitad del viaje, el clima se hizo violento, las olas y el viento arremetieron contra la embarcación. Los marineros decidieron buscar quien era el responsable y sortearon entre los presentes.
“Tú eres el seleccionado Jonás, eres el causante de nuestras desgracias”. Él entendió que era por su culpa, por pretender cambiar su destino.
-Todo es por mí, deben lanzarme al mar
-gritó a sus acompañantes.
Y así lo hicieron, lo lanzaron y todo volvió a la clama. Dejaron al hombre abandonado en medio del mar, donde fue sorprendido por un enorme animal que sin miramientos se lo tragó entero.
Duró tres días en el vientre del leviatán sin ser digerido. Fue vomitado en una orilla, de inmediato, se levanto y busco el rumbo a Nínive, para cumplir con su propósito. No se puede escarpar a las mandíbulas del destino.
Victoreano Camacaro
Adaptación:
Luis Gerardo Leal
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