Ciudad Ojeda, mayo de 2017.-
Como parte de un ejercicio de dramaturgia, el periodista Luis Gerardo Leal de Ciudad Ojeda (Zulia), realizó una versión de la pieza teatral Jefatura de Pueblo de Aquiles Nazoa, extendiendo la historia pero manteniendo su estilo costumbrista. A continuación el texto como homenaje al poeta, humorista y dramaturgo venezolano.
JEFATURA DEL PUEBLO
Basada en la obra original de Aquiles Nazoa
ARGUMENTO
Esta
historia empieza que dos compadres pelean mucho porque uno no le quiere pagar
su gallo y deciden ir a la jefatura .Y cuando se dirigen ala jefatura una mujer
dice que el diablo se les va aparecer. Luego llegan a la jefatura y una voz le
dice que el comisario no se encuentra, ellos al final no pueden solucionar su
problema.
(En
un pueblo cualquiera del interior de Venezuela, la mañana de un domingo. Acaba
de formarse un pleito de gallera)
MELECIO:
¡No, no, ustè me paga mi gallo! ¡Eso lo arreglamos en la jefatura!
ULPIANO:
Pero Melecio, chico, hazme el favor, ven acá, chico...
MELECIO:
¡No, señor! ¡Tú me pagas mi gallo, es lo que es!
ULPIANO:
Bueno, vale, está bien; vamos a la jefatura y ya está.
UNA
MUJER: ¡Ay, Dios mío dígame ese hombre peleando con
su compadre de sacramento a ver si le sale el diablo! (Los de la disputa van a la jefatura con todo el pueblo atrás. La
jefatura está cerrada. Tocan fuertemente al portón. Nadie contesta).
ULPIANO:
Ahí ta, pues, la jefatura ta cerrada. Vamos a ver qué me vas a hacer ahora.
MELECIO:
¿Cerrada? ¡Ya me vas a pagar mi gallo es lo que es!
(Vuelve
a tocar al portón varias veces, con largas pausas entre llamada y llamada, esperando
inútilmente a que alguien le conteste. A las mil y quinientas oyen adentro una
voz lejanísima. Se entabla a través de la puerta un diálogo a gritos, como los
que se oyen junto a los ríos de una orilla a la otra)
MELECIO:
¡Gente de paz! ¿Ahí ta el jefe civil?
MELECIO:
¿Y el secretario?
MELECIO:
¿Y el polecía?
MELECIO:
¡Ah caracha!... ¿Y usté quién es?
MELECIO:
Ah bueno, mire, entonces ponga cuidado: cuando venga el jefe civil...
MELECIO:
...usté le dice que por ahí vino Melecio a arreglá un asunto de un gallo que me
malogró mi compadre Ulpiano... Pero que como él no estaba aquí, nosotros vamos
a seguí peleando y volvemos más tardecita, ¿yalosabe?
MELECIO:
Bueno, muy agradecido. (Se dispone a irse
pero...)
MELECIO:
¿Ajá?
MELECIO:
¡Cómo no!...
MELECIO:
Sí...
MELECIO:
Ah bueno. Como a mi compadre lo van a arrestá de toas maneras por el
inconveniente 'el gallo, yo le digo que se lo mande con él. ¿Yalosabe?
MELECIO:
Bueno, pues.
(Vuelven a la plaza
en medio del alboroto)
Melecio: Usted me paga
mi gallo de una vez o yo le parto el hocico.
Ulpiano: ¿Usted? Mire,
usted no me mete miedo a mí. Yo mejor me voy a mi casa.
Melecio: Usted no va
para ninguna parte, si no lo resolvemos por la ley lo resolveremos por nuestras
propias manos.
Ulpiano: ¿Usted y cuántos
capaos más?
Melecio: Yo solito, pa
eso tengo dos manos que diosito me dio. (Se
besa los puños)
(Se preparan para la
pelea. Las mujeres alrededor averiguando. Entra el jefe civil e intenta entrar
en la pelea)
Jefe Civil: ¿Qué pasa
aquí? ¿Por qué tanto alboroto?
Una mujer: Se están
matando. (Melecio Tira un golpe, Ulpiano
lo esquiva y éste le da al jefe civil) Mataron al jefe civil (Escandalosa) Está muerto, está muerto.
Jefe civil: Cállense, no
estoy muerto. Todos van presos por alteración al orden público.
Una mujer: Ah no, yo no
voy presa porque después José Ovidio se me va con la muárgana del botiquín.
Jefe civil: Silencio.
¿Qué pasa aquí? Necesito una explicación.
Melecio: Ve Pancho yo
te explico…
Jefe civil: (interrumpiendo) Ningún Pancho, Señor
Jefe Civil, ve que estoy uniformado.
Melecio: Esta bien, Sr
Jefe civil, yo le explico la situación para que meta preso al único culpable de
este alboroto, mi compadrito Ulpiano.
Ulpiano: Yo no tengo
la culpa de nada.
Melecio: Usted se
calla. Mire Sr. Jefe civil lo que pasó fue que yo venía bajando por la calle 8
hacia la gallera con mi gallo pico e muerte, el supremo campeón de toda la
sierra, en ese instante mi compadre Ulpiano, en su bicicleta de reparto, nos
atropelló y el pobre gallo se llevó la peor parte porque le pasó el caucho por
encima y le sacó toita las tripas. Pobrecito mi gallo, ahí esparramado en la
calle. No es justo que después de haber matado a tantos rivales terminara
destripado… Ahí lo tiene Sr Jefe civil, métalo preso.
Ulpiano: Ya va, Ya va,
ese cuento está mal echao. Yo le voy a contar lo que de verdad paso aquí. Mire
Pancho, digo Sr Jefe civil yo venía en mi bicicleta bajando por la calle 8 y
cuando pase por el frente del botiquín, vi que se había armado un zaperoco y en
medio del jaleo casi me pegan un botellazo, yo tuve que esquivarlo, perdí el
control de la bicicleta y le pase por encima al gallo del compadre Melecio. Ya
ve que no es mi culpa, a mí no me puede meter preso por eso.
Melecio: A mí no me
importa cómo fue, a mi me importa que me pague mi gallo o lo metan preso.
Ulpiano: Pero por qué
voy a ir preso si no tengo la culpa de naahh.
Jefe civil: ¡Silencio! Se
callan todos que va a hablar la autoridad, osea yo. Primero lo primero, me
dejan el escándalo en la vía pública, este pueblo es un lugar decente y se
respeta. Y segundo, nos vamos a la jefatura a resolver este caso.
Melecio: ¿Pero pa que
vamos a ir a la jefatura? El criminal ya confesó.
Jefe civil: Selajeta!
Tenemos que ir a la jefatura para comenzar el juicio, las investigaciones, las
deliberaciones, que vengan los testigos, el fiscal y el jurado, que se muestren
las pruebas y que después el juez, osea yo, determine la sentencia final. Bien
ordenadito como sale en la televisión. Y me voy a poner corbata.
Ulpiano: Ah carah,
¿tanta vaina y tanta cosa por un gallo muerto?
Melecio: Que se haga
lo que se tenga que hacer pa que se castigue al culpable.
Jefe civil: No se diga
más, a la jefatura civil.
(Hacen el recorrido
hasta la jefatura civil. Al llegar el Jefe civil llama silbando)
Melecio: ¿Y usted por qué
silba? ¿Por qué no abre la puerta y ya?
Jefe civil: Es que no
tengo las llaves pero allá adentro está un preso que nos está cuidando la
oficina. (Vuelve a silbar)
Melecio: Ah sí, yo
hablé con él hace rato. Yo lo ayudo a llamarlo (Silba)
Jefe civil: Ese es un
preso conocido, Ismaelito el hijo de Encarnación. También tuvo una sampablera
en el mismo botiquín.
Melecio: Ah sí, el nos
contó que rompió el vidrio del tocadiscos.
Ulpiano: Ahh Claro.
Por culpa de él se armó el pandemonio en el botiquín. Por eso me lanzaron la
botella y por eso terminó muerto el gallo. ¿No ve? Tanta pelea y ya el culpable
está preso. (Grita) Abra la puerta
zángano.
La voz: ¿Quién anda
por ahí? ¿Por qué tanta bulla? Que no ven que estoy dulmiendo.
Jefe civil: Abra la
puerta que tenemos un asuntico qué arreglar.
La voz: ¡Hey! Ya va,
no me gusta ese tonito suyo.
Melecio: Sí,
necesitamos comenzar el juicio para saber quién es el culpable de la muerte de
mi gallo, usted o mi compadre Ulpiano.
La voz: Ah no, si me
van a sentenciar entonces no abro naahh.
Jefe civil: Ahora si nos
compusimos nosotros, el preso se apoderó de la jefatura del pueblo.
Ulpiano: Déjese de
vainas y entréguese en paz porque si no me van a fregar a mí.
La voz: Pero es que
yo no quiero ir preso.
Jefe civil: Mire
Ismaelito, déjese de malcriadeces y abra esa vaina sino quiere que le pegue dos
tiros.
Melecio: ¿Por qué dos
tiros?
Jefe civil: Es que solo
nos quedan dos balas.
Ulpiano: Pero péguele
mejor un tiro a la puerta y listo.
Jefe civil: (Revisándose el cinturón) Ah dios
carah, como que dejé mi arma de reglamento. (Gritando)
Mire, me puede pasar el revólver que dejé en el escritorio.
La voz: No que va, yo
no toco eso, las pistolas son un invento del diablo.
Jefe civil: Ah bueno
pues, se trancó el serrucho.
La voz: ¿Le paso el
serrucho?
Jefe civil: A muchacho pa
pendejo. Mire mejor salga y deje de dar dolores de cabeza a la vieja
Encarnación.
La voz: Esta bien, ya
voy a salir. Pero dígame algo, ¿Hay mujeres ahí?
Jefe civil: Bueno sí,
aquí hay unas cuantas cotorras.
La voz: Ah, no. Entonces no salgo.
Ulpiano: ¿Y ahora por
qué?
La voz: Es que me
quité el pantalón que tenia porque es el único que tengo para parrandear, ya lo
lavé y ahora ando en interiores, me da pena salir con esas mujeres ahí.
¿Ustedes no me trajeron un pantalón?
Melecio: No, no hemos
tenido tiempo, no ve que hemos estado ocupaos con el asunto del gallo.
Jefe civil: Ya basta con
esta guachafita. Abra esa vaina porque usted debe responder por lo del
tocadiscos.
Melecio: Y por lo del
gallo también.
Jefe civil: Qué gallo ni
que ocho cuartos.
Ulpiano: ¿No ve? ¿No
le dije? Ese gallo suyo no le importa a nadie.
Melecio: Ah no, yo no
voy a salir perdiendo. Si no me paga mi gallo yo me quedo con su bicicleta.
Ulpiano: Ta como loco,
esa bicicleta es una herencia.
Melecio: Y mi gallo
era un pura sangre. (Se arma de nuevo el
alboroto y se van peleando)
Jefe civil: Guarden
compostura. Respeten la autoridad. Si la jefatura no estuviera cerrada los
metería presos a todos.
(Salen todos)
La voz: ¡Hola! ¿Hola?
Holaaa, ¿Hay alguien ahí? ¿Alguien podría traerme unos pantalones?
¡¡¡Fin!!!
Aquiles Nazoa, (Caracas, 17 de mayo de 1920 - 25 de abril de 1976 Caracas). Fue un escritor, ensayista, periodista, poeta y humorista venezolano de tendencia Comunista. Hijo de Rafael Nazoa y Micaela González y hermano del también poeta Aníbal Nazoa. En sus obras se expresan los valores de la cultura popular venezolana. (Ver biografía)
Luis Gerardo Leal es periodista, director teatral y dramaturgo de Ciudad Ojeda, municipio Lagunillas del estado Zulia, autor de obras como "Apartamento 69", "Dueños de Nada", "Comadres y Compadres", "El Difunto Joaquín" y "Adelita se va a Casar", así como versiones teatrales de las obras "Los Hablachentos", "El Columpio","Miguel Vicente pata Caliente", entre otros.
1 comentario:
Excelente señor Luis
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