Lagunillas y su teatro "con las tablas en la cabeza"

Ciudad Ojeda, 14 de mayo de 2016.-

Integrantes de El Zaguán: Wilzabeth Chirinos, Orlandis Briceño, Juan Marín, Dorannimar Pérez, José Gregorio Villalobos y Marbelis Rodríguez. 

El teatro en Lagunillas está en un momento único. La gran cantidad de agrupaciones, actores/actricez en formación, talleres y presentaciones superan -en lo que va de año- a cualquier periodo anterior. También se nota un mayor entusiasmo por parte del público que asiste a las funciones realmente culturales aunque éstas no cuentan con el apoyo de los medios de comunicación para su promoción y difusión. 

Al mismo tiempo, en el municipio abundan las presentaciones 'estanduperas' y obras traídas de otras ciudades que en realidad solo venden sexo, humor chabacano y antivalores. Estas actividades irónicamente tienen mayor cantidad de público que paga cantidades increíbles de dinero por una entrada. Como es lógico, estas funciones cuentan con un gran aparataje publicitario que resulta impensable para los grupos locales.

Pero aún así, el teatro lagunillense sigue creciendo, recibiendo ovasiones tanto dentro como fuera de nuestro municipio, enamorando cada vez a más jóvenes talentosos que dedican su tiempo libre a este arte que enriquece al ser humano más que cualquier otra disciplina y por supuesto, los mantiene alejados de flagelos que dañan nuestra sociedad como la delincuencia, drogas, entre otras. 

Uno de los mejores ejemplos resulta ser El Zaguán, colectivo cultural con 13 años de trabajo continuo, que presentó en Cabimas y Ciudad Ojeda su más reciente propuesta teatral titulada "Con las tablas en la cabeza", un montaje de microteatro que mezcla en un mismo trabajo drama, humor, amor, odio y mucho más.

Más allá de la sinópsis de este trabajo, resaltamos el hecho de que un conjunto de jóvenes se esforzara por varios meses, sacrificando sus fines de semana y días libres, para preparar una obra teatral de alta calidad, incluso superior a lo que las productoras privadas traen de afuera. 

Además de ardúo trabajo de aprenderse los texto, desplazamientos, manejo de utilierías, vocalizaciones, ensayar una y mil veces, estuvo también la dura labor de producir, montar escenógrafía, manejar su música, arreglar la iluminación e invitar al publico, sin recursos. 

A diferencia de otros grupos teatrales, en Lagunillas los colectivos deben asumir todas las labores de producción, desde la dramaturgia hasta la preparación de la escena, desde lo artístico hasta lo técnico. Y ya lo hacen de buena manera. Esto es loable, merece un aplauso verdadero, sincero, de corazón. 

Es el mejor momento del teatro en Lagunillas, sin apoyo de la alcaldía, de empresas privadas ni medios de comunicación, pero sigue siendo un gran momento gracias a la pasión y el talento de los teatreros locales. Un buen momento tan sacrificado como maravilloso que esperamos que no termine. 


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