Alexander Olivares, el titiritero mayor de Lagunillas

Lagunillas, agosto de 2025.-

En los rincones más luminosos de la memoria cultural de Lagunillas, se alza la figura entrañable de Alexander Olivares, titiritero, maestro, creador de sueños con papel maché, lana, tela y pintura. A principios de los años 80, cuando el arte local apenas tejía sus primeros pasos, Alexander emergió como un mago de guantes y bocas móviles, fabricando títeres con alma y enseñando a darles vida con respeto, alegría y pasión.


Durante más de 30 años, fue el titiritero mayor del municipio Lagunillas, el guía que con manos pacientes moldeó a generaciones de artistas. Con su grupo “Risas de Colores”, llevó fantasía a escuelas, plazas y teatros. En la Casa de la Cultura Don Otilio Miquilena, sembró vocaciones y fabricó personajes que aún habitan la memoria de quienes los vieron danzar.

Maestro del papel maché y los títeres de guante, sus creaciones parecían respirar: sus cabecitas pulidas brillaban con un acabado impecable, y sus títeres bocones –tipo muppets– eran capaces de gesticular con tal naturalidad que el público los confundía con seres reales. 


Cada obra suya era un hechizo: “El Burrito Encantado”, “La Princesa Ojeda”, “Miguel Vicente Pata Caliente”, “Malo Maloso Comeflores”… piezas donde la ternura y el ingenio iban de la mano.

Más que un artista, fue un formador incansable, impartiendo talleres a niños, docentes y jóvenes soñadores que hoy continúan su legado. Todo grupo de títeres en Lagunillas guarda un hilo invisible que lleva hasta sus enseñanzas.


Alexander Olivares falleció el 2 de agosto de 2013, pero su arte sigue palpitando en cada función infantil, en cada marioneta que se alza para contar una historia, en cada risa que estalla desde el asombro.

Porque cuando los grandes del arte parten, se vuelven eternos en las manos de quienes los aprendieron a amar.



FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DE MERCEDES BERBESÍ 

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero agradecerte desde lo más profundo de mi corazón por estas palabras tan llenas de verdad, de cariño y de memoria viva hacia mi papá, Alexander Olivares.

Leer lo que escribiste fue como volver a escucharlo reír, verlo crear, sentir su presencia.
Gracias por recordarlo con tanta dignidad, por pintar con palabras lo que él fue: un artista del alma, un formador incansable, y un hombre que vivió para darle vida a otros.

Tu homenaje no solo lo honra a él, sino que también me abraza a mí, como hija.
Porque en medio de tanta ausencia, gestos como el tuyo me devuelven luz, fuerza y pertenencia.

Gracias por no dejarlo en el olvido.
Gracias por escribir lo que muchos sentimos.
Gracias por mantener viva su voz a través de la tuya.

Con gratitud profunda,
Nelly Olivares

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