Ciudad Ojeda, 24 de septiembre de 2015.-
En la década de los 90, el municipio Lagunillas contaba sólo con un zanquista: Ender Marín. Para esos años, la disciplina de los zancos no era muy popular y por lo tanto poco apreciada. Sin embargo, Marín con sus zancos de madera representó al municipio en desfiles y eventos, con agilidad y sin temores, gracias a una formación básica obtenida en la agrupación Mambrú de Maracaibo.
En la década de los 90, el municipio Lagunillas contaba sólo con un zanquista: Ender Marín. Para esos años, la disciplina de los zancos no era muy popular y por lo tanto poco apreciada. Sin embargo, Marín con sus zancos de madera representó al municipio en desfiles y eventos, con agilidad y sin temores, gracias a una formación básica obtenida en la agrupación Mambrú de Maracaibo.
En nuestro municipio llegó la “fiebre de los zancos” a
partir del año 2000, cuando la agrupación Gente de Teatro de Falcón (Gentefal),
realizó en la Casa de la Cultura de Ciudad Ojeda los primeros talleres, que
serán recordados por sus integrantes porque tuvieron que aprender a caminar sobre
potes de leche como ejercicio principal. Esta agrupación proveniente de Coro
fue invitada por la Experimental de Imágenes (Exipro).
Al año siguiente, la Exipro comenzó
talleres más ambiciosos con profesores nuevos, Ender Suárez de Carora (Lara) y
Erasmo Orosco de Socopó (Barinas). Fue entonces cuando se dio inicio realmente
a la popularización de los zancos en nuestro municipio y de allí se fundó el primer
grupo formal de zancos de Lagunillas.
De los talleres de Exipro
surgieron zanquistas como Robert Silva (fundador de Guerreros del Arte), Luis
Gerardo Leal (fundador de El Zaguán), Mercedes Berbesí (fundadora de Fusión
Arte y Tradición), entre otros. También contribuyeron a la creación de otros
grupos de zanquistas como Jericó, dirigidos por Wilken Badillo y el más
destacado, grupo Vértigo conformado por los hermanos José Gregorio y José
Bartolo Chirinos (Los Morochos). Este último grupo contó también con la
participación de Ender Marín, de quien hablamos en el primer párrafo.
Los zancos se siguieron
masificando con la incorporación del Movimiento Aquiles Nazoa (Aquna) que
trajeron las enseñanzas y experiencias de Carora y Los Arangues. También la
agrupación Juventud Teatral exploró el uso de los zancos en sus puestas en
escena y hasta llegaron a presentar coreografías de tambores.
El uso de los zancos como
herramienta cultural tuvo en Lagunillas un
gran auge durante la década del 2000, con la participación de cientos de
jóvenes, el montaje de obras teatrales, bailes, desfiles e incluso la realización
de dos Festivales de Zancos de Occidente, organizados por Exipro con el
patrocinio del Ministerio de la Cultura.
Estas “patas largas” o extensiones
permiten una mayor vistosidad a los artistas, son ideales para trabajos de
teatro de calle o para mostrar personajes extraordinarios en obras de teatro. Además,
se demostró que es una disciplina ejemplar para muchachos con problemas de
actitud, ya que ocupa su tiempo y requiere de toda su valentía.
En la década que transcurre, esta
disciplina ha decaído con respecto a los años anteriores. Sin embargo, no debe desecharse
ya que constituye una herramienta perfecta para el arte en poblaciones que
carecen de grandes teatros.
Ya para culminar, presento mi
lista de los mejores zanquistas de Lagunillas: Ender Marín, Luider Reverol, Los
hermanos Chirinos, los hermanos David y Daniel Peña (hoy Djs), Juan Marín,
Robert Silva, Luigis Pugliese, Carlos Alberto Meléndez, Carlos Eduardo Urrutia,
Iralyn Urrutia, Greicys Robertis, Ingrid Rivas, Edinson Sánchez, Luis Manuel Rivas,
Duque Ramírez (†), Erika Colina, Víctor Rangel, Jean Piero Scavo,
Anderson Ramos, Erickson García, José Enrique Abreu, Vanessa Mejías y Kendrick Pirela,
sólo por mencionar a 25 artistas.
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