A Carlitos le atormentaban las pesadillas. Llegó a temerle a la cama, pues cada vez que se acostaba aparecían los más horribles monstruos, así que decidió escribir una carta:
“Querido Ángel Guardián creo que se te ha olvidado venir a cuidar mi sueño a pesar de que siempre te pido que no me desampares. Espero que puedas venir esta noche, porque los monstruos no me dejan dormir”.
A la mañana siguiente, apareció otra carta sobre la cama que decía: “Querido Carlitos, claro que te recuerdo, sólo que ahora no puedo atenderte. Es que como no nos han pagado nuestras prestaciones, ni nos han aumentado el sueldo, hemos iniciado una huelga. El sindicato está más fuerte que nunca. Mientras tanto aprende a dormir solo, ya te acostumbrarás. Con cariño T.A.G.”.
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