Richard Nava: El maestro de los experimentos escénicos

Lagunillas, julio de 2025.-

En el municipio Lagunillas, cuando el telón cae y las luces se apagan, aún resuena el eco de un nombre: Richard José Nava. Maestro, director, dramaturgo, titiritero… un constructor de imágenes que ha hecho del arte su idioma cotidiano. Fundador del colectivo cultural Experimental de Imágenes y del grupo de danzas Alba Zuliana, Richard no solo crea arte, trastoca almas.

Junto a su nombre, suelen aparecer las anécdotas y recuerdos de sus inolvidables obras: Oficina N° 1, El Gitanillo Apaleado, Remota Mestiza, Cuando soplen juntos las velas, Otredad y El Vampiro, Fotomatón, Divorciadas Evangélicas y Vegetarianas, Las Neuróticas, Mene, Aqui Hablamos Así, Apartamento 69 y Debo Admitir que mi Madre es una Vieja Abominable, entre otras.

Con sus montajes ha convertido al teatro en un espejo que habla de mestizajes, dolores y esperanzas. No dirige, habita la escena. No actúa, transforma. En cada montaje hay algo suyo: un gesto, una herida, un sueño compartido con el público. Los anhelos destruidos y la fortaleza de quien avanza a pesar de los tropiezos.


Incursionó en el teatro desde muy joven en los talleres dirigidos por Itto Rodríguez en la Casa de la Cultura "Don Otilio Miquilena", donde su talento histriónico estalló en mil ideas que revolucionaron su imaginación y que posteriormente le llevaron a fundar la Sociedad Experimental de Imágenes, en 1997. 

Su primera obra, Oficina N° 1, basada en la novela de Miguel Otero Silva, ganó premios nacionales, en especial el en Festival de Teatro de Calabozo, estado Guárico. Desde entonces, su capacidad de creación artística no se detuvo.

Docente, recreador, artesano, pintor, titiritero y bailarín, no hay arte que se le escape. Además es radiólogo y animalista, oficios dispares que de igual manera han aportado elementos a sus creaciones. También se ha lucido en ámbitos como la investigación social en áreas como la identidad histórica de Lagunillas, la cultura, la docencia y el uso de las artes como herramientas pedagógicas para transformación de la humanidad.


Ha destacado como profesor de teatro, organizador de actividades, festivales, planes vacacionales, y hasta participó en el comité que preparó el Congreso Histórico Cultural de Lagunillas de 2011.

Otro de los soprendentes trabajos de Nava fueron "La Leyenda de la Serpiente de Ayajui", un mito indígena presentado con actores en zancos y una enorme culebra de 10 metros. En títeres, presentó "El Cumpleaños de la Independencia", en lectura dramatizada dirigió "La Comedia Urbana" y en danzas impresionó en la coreografía del Toro Cimarrón y el Tango Matiguá.



Con su habilidad para experimentar, usa las escenas como un laboratorio de esencia lúdica, ha sabido mezclar el juego con la crítica, el baile con la palabra, el títere con la verdad. Es, sin duda, una de las voces más sólidas del teatro de Lagunillas, ese municipio donde las tablas no envejecen, sino que florecen incluso en la sequía.

Richard Nava no necesita aplausos: los reemplaza con miradas que despierta, con silencios que provoca. Es el sembrador invisible del arte que no se ve… pero se siente.



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