Ciudad Ojeda, 24 de septiembre de 2015.-

En la década de los 90, el municipio Lagunillas contaba sólo con un zanquista: Ender Marín. Para esos años, la disciplina de los zancos no era muy popular y por lo tanto poco apreciada. Sin embargo, Marín con sus zancos de madera representó al municipio en desfiles y eventos, con agilidad y sin temores, gracias a una formación básica obtenida en la agrupación Mambrú de Maracaibo.

En la década de los 90, el municipio Lagunillas contaba sólo con un zanquista: Ender Marín. Para esos años, la disciplina de los zancos no era muy popular y por lo tanto poco apreciada. Sin embargo, Marín con sus zancos de madera representó al municipio en desfiles y eventos, con agilidad y sin temores, gracias a una formación básica obtenida en la agrupación Mambrú de Maracaibo.

Al año siguiente, la Exipro comenzó
talleres más ambiciosos con profesores nuevos, Ender Suárez de Carora (Lara) y
Erasmo Orosco de Socopó (Barinas). Fue entonces cuando se dio inicio realmente
a la popularización de los zancos en nuestro municipio y de allí se fundó el primer
grupo formal de zancos de Lagunillas.
Los zancos se siguieron
masificando con la incorporación del Movimiento Aquiles Nazoa (Aquna) que
trajeron las enseñanzas y experiencias de Carora y Los Arangues. También la
agrupación Juventud Teatral exploró el uso de los zancos en sus puestas en
escena y hasta llegaron a presentar coreografías de tambores.
En la década que transcurre, esta
disciplina ha decaído con respecto a los años anteriores. Sin embargo, no debe desecharse
ya que constituye una herramienta perfecta para el arte en poblaciones que
carecen de grandes teatros.
