Ladrido Valiente (obra de teatro de títeres)


Obra de títeres de Luis Gerardo Leal

Julio de 2025.-



(Son cuatro personajes: Tío Matías, Mamá y Mataperros el bravucón. El cachorro es un peluche pequeño) 


(Música suave. Se escuchan ladridos de cachorro. Entra Matías interesado en ese sonido y comienza a buscarlo. Cuando busca por la derecha, suena por la izquierda, cuando busca hacia abajo, suena hacia arriba y así sucesivamente. Les pide ayuda a los niños del público)

 

MATÍAS: Niños, escucharon eso. Suena como… como… no sé… ¿Qué animal hace ese sonido?... ¿Un perro? ¿En Serio? Yo quiero mucho a los animales y quiero un perrito… vamos a buscarlo ¿Me ayudan? 


(Matías busca al perro en la parte de atrás del escenario)


Aquí no está… aquí tampoco… ¿dónde se habrá metido?


(El cachorro se asoma justo en frente, en el medio del escenario, mientras Matías sigue buscando en el fondo)


Ven perrito, perrito, perrito… ven acá… 


(Es importante hacer que los niños del público griten intentando decirle a Matías dónde está el perro. Matías habla con el público desde los extremos izquierdo y derecho sin notar al perro en el centro)


Niños, no griten tanto, que no puedo escuchar al perrito… Si, Si, lo estoy buscando… ven, perrito, perrito, perrito… 


(Finalmente lo ve, con asombro, grita de felicidad)


¡Un perrito! ¡Pobrecito! Estás flaco… y solo ¿Dónde está tu familia?


 (Lo abraza)


No te preocupes, te llamaré “Chispa”, o mejor “Firuláis”, no mejor “Campeón”, no, ya sé “Kali”, “Maylon Kali”… eso, Maylon Kali… Vas a estar bien, te lo prometo.


(Mira hacia los lados)


Solo tengo que… convencer a mamá.


(Se escucha el grito de la mamá)


MAMÁ: (en Off) Matíííías… Matííííías.

MATÍAS: (Asustado) Es mi mamá... escóndete, que no te vea… y no digas ni guau. 


(Comienza un juego de búsqueda y persecución, entre Matías y su mamá, ambos personajes entran, salen, se esconden, hasta que finalmente se encuentran)


MAMÁ: Ajá, ahí estás ¿Dónde te habías metido?


MATÍAS: En ninguna parte. Yo estaba en (se escucha un ladrido). 


MAMÁ: ¿Qué fue eso? ¿Fue un… ladrido?


MATÍAS: No, no… es que… ah, es que estoy enseñándoles a los niños a ladrar como perrito… a ver amiguitos, todos ladren como perro… así… más fuerte… ¿ves?


(Cuando cesan los ladridos del público, siguen sonando los ladridos del cachorro)


MAMÁ: ¿Y ese perro? ¡Matías! ¿De dónde sacaste ese perro?


MATÍAS: Lo encontré. Estaba solo, hambriento… No podía dejarlo. Solo necesito un poco de tiempo para cuidarlo, educarlo… ¡Te juro que me haré responsable!


MAMÁ: (Suspira) No, hijo. Llévalo de vuelta al sitio donde lo encontraste.


MATÍAS: Pero, pero… 


MAMÁ: Ningún perro, digo, ningún pero… ve a llevarlo a donde estaba.


(Sale la mamá, Matías se queda triste, se escucha el chillido del perrito)


MATÍAS: Lo siento, Maylon. Quería ser tu familia. Quise protegerte…


MATAPERRO: ¡Ey, niño! ¡Ese chucho es mío! Yo lo encontré primero… ¡y me sirve para entrenar las peleas!


MATÍAS: ¿Y tú quien eres?


MATAPERROS: Yo soy Ángel Santísimo de Jesús, pero me dicen “Mataperros”. Y voy a usar ese perrito como saco de boxear.


MATÍAS: ¡No! ¡No puedes hacerle daño! ¡Él no es tuyo! ¡Es un ser vivo!


MATAPERRO: ¿Y tú qué harás, enanito?


MATÍAS: (Habla con firmeza) Haré lo que sea para protegerlo. Si tienes golpear a alguien, golpéame a mí… ¡pero a él no lo tocas!


(Ambos se miran y se gruñen mutuamente como perros, los gruñidos van subiendo de intensidad y luego pasan a ladrarse. Matías pide ayuda)


MATÍAS: Niños, ayúdenme a espantar al Mataperros. Ladren con fuerza. 


(Matías, el cachorro y el público ladran hasta que atormentan a Mataperros)


MATAPERROS: ¡Ya Cállense! (Se tapa los oídos, corre de un lado a otro hasta que sale) 


(Entra la mamá)


MAMÁ: (Conmovida) ¡Matías! Arriesgaste tu vida por defender a ese perrito. Estoy orgullosa de lo valiente que fuiste. 

 

MATÍAS: No podía dejarlo solo… sé que soy un niño, pero también puedo cuidar y amar a los animales ¿puedo quedármelo? ¿Síííí?


MAMÁ: (piensa) A ver, niños ¿Qué dicen ustedes? ¿Sí o no? (El público dice sí)… Bueno, hijo, me has demostrado que tienes un gran corazón. Está bien… el cachorro puede venir a casa. Pero tú serás su dueño y su protector. Deberás hacerte responsable de su comida, su salud y sacarlo a pasear a diario ¿De acuerdo? 


MATÍAS: (Emocionado) ¡Gracias, mamá! ¡Gracias!


(El cachorro salta y ladra con alegría. Todos se abrazan)


(Música alegre.)

FIN

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