Hambre

El día que Marcelo dejó de ser hombre, despertó con mucha hambre. Llevaba cinco días sin poder comer. Esa mañana intentó comer de la basura. Pero no pudo, no se lo permitieron sus propios valores, su educación, su orgullo. ¡Imagínense, el gran Marcelo Hidalgo comiendo de la basura! ¡Inconcebible!

Entonces se acordó de Dios y le gritó: “Dios, ya que no me vas a dar más de comer, permíteme comer de la basura”. Así que su Dios lo convirtió en perro. (LGL)

La COL tiene sus propios apellidos

Panorama, 22/11/2009

Si tradicionalmente los González, Rodríguez y Pérez abundan en el país hacia la subregión éstos “clásicos” compiten con los Alonzo, Depalma, Fitzgerald, Pereira, Apruzzese y hasta los Tadei.
Esta variedad es una porción lograda por la sazón de los extranjeros que vieron en la subregión un lugar seguro y próspero para vivir.

Pero el menú no está completo, porque entre las opciones actuales, también hay apellidos falconianos, orientales, andinos y larenses que se han unidos con otros originariamente procedentes de España, cuando la época del coloniaje entre los que encontramos los Scionti, Belmonte, Sthormes, Geizzelez, Oldemburg o Piwen.

Entre los siete municipios, Miranda registra una de las ensaladas más peculiares. “Es una de las zonas más características en la mezcla y eso obedece a una razón de poder, fue la puerta de entrada para los colonizadores: llegaron portugueses, holandeses, franceses y españoles (y de las islas del Caribe), además se concentraba acá lo relacionado con las células reales”, explica Antonio Ramón Delgado, historiador y biógrafo mirandino.

También el fácil acceso a las costas mirandinas facilitó las uniones y ejemplos como: “Las Galiz-Isambertt: hijas de padre falconiano, pero de apellido proveniente de las islas del Caribe y el apellido materno Isambertt, nativa en cuarta generación de esta región, con apellido de los primeros colonizadores de origen alemán o francés”, detalla el historiador.

Otras circunstancias fueron aderezándose para el cruce. “Cuando se abolió la esclavitd, afrodescendientes e indígenas, que no tenían apellido, tomaron el de la cabeza de familia con quien habían estado y ocurrió que al registrarse alguien preguntaba ¿éste de dónde es? “De los González” y automáticamente asumían ese apellido”.

El tercer aspecto que le dio un sabor particular a la mezcolanza surgió a raíz de la escritura y según el biógrafo los escribientes lo hacían de acuerdo como escucharán más no respetaban la grafía original. “Tenemos el caso de Sthormes que es de origen holandés, pero que en realidad se escribía Sthorms o el caso de Sandrea que era originalmente Cendrea”.

Cuando la era petrolera sacudió la COL surgió otro “revoltillo” con los apelativos, propiciando una gama más variopinta para la zona; luego hubo entre cada área rotaciones que aderezaron más el mezclaje.

El cronista de Cabimas, Pedro Estrada, con su ejemplo revela el movimiento migratorio: “Este Estrada es nativo de Lagunillas, pero buscando mi árbol genealógico, sé que es de origen español, pero hay en Puerto Rico, en Centroamérica, Argentina, Filipinas y Uruguay. También en el Guiria (Sucre) y más cerca en Santa Rita, Lagunillas y los Andes”.

Conocer sus orígenes motivó a Francis Indave a indagar. Ella nació en Carora, estado Lara, pero hace 35 años junto con su esposo, emigró a Valmore Rodríguez, donde ha levantado a sus cinco hijas.

“Sabemos que el apellido es de origen español y hay una casona llamada ‘Los Indaves’. Una periodista de allá se contactó con nosotros, porque pensaba que era la única Indave. Mis padres no nos dijeron el origen, estoy en ese proceso de búsqueda porque quiero dejarle ese legado a mis hijas”.

Otras mezclas surgieron, como la narrada por Juan Sulbarán Tirado, residente de Lagunillas, en la encuesta realizada por www.panorama.com.ve: “Mi apellido paterno viene de Betijoque (Trujillo) y el Tirado de Coro.. Una combinación “petrolera”.

También Ernesto Angarita agregó su raíces extranjeras, del norte de Santander, Colombia. Con orgullo Joaquín Robertis señaló cómo aún sobrevive su apelativo, que proviene de la sierra de Falcón, de Guarita. “Es un apellido no común y quedan pocos”.

Y emocionado José Rojas Sánchez, de Ciudad Ojeda, relata: “Según cuentan mis progenitores, el apellido por parte de mi papá proviene de la sierra de Coro, específicamente de Churuguara, aunque el apellido Raffe de mi abuela paterna es holandés. Y mi apellido materno es de descendencia española. ¡Que tal! ¡tremenda mezcla!”.


70 años del inclemente incendio que arrasó a Lagunillas de Agua

Naiyelis Garcés, El Regional, 12/11/2009.-

“Tenía cuatro años cuando ocurrió el dramático hecho, en ese momento estaba durmiendo, mi mamá fue hasta la pequeña habitación donde estaba con mis hermanos, nos cargó y huimos por el muelle de la Gulf en una pequeña embarcación propiedad de mi padre, que realizó varios viajes para salvar la vida de muchos pobladores, lamentablemente ese suceso acabó con todo, fue una total desgracia”, con este testimonio Heriberto Segundo Arteaga Caridad rememora lo que vivió durante la tragedia catalogada como el suceso de mayor envergadura en la historia del Zulia: el incendio de Lagunillas de Agua.

Hoy 13 de noviembre se cumplen 70 años de aquel momento en el cual el pueblo palafitico, ubicado en las orillas del Lago de Maracaibo, se consumió en llamas arrasando todo lo que consiguió a su paso y donde perdieron la vida más de mil personas entre niños, jóvenes y adultos.
Lagunillas de Agua fue un pueblo que se desarrolló tras la explotación petrolera, albergaba más de 400 casas hechas en madera sobre las aguas del Lago y que inicialmente fueron construidas por los aborígenes Paraujanos, posteriormente con el descubrimiento del pozo Zumaque I, cientos de familias provenientes de otras regiones decidieron instalarse en la zona con la expectativa de mejorar su calidad de vida.

Existen muchas versiones acerca de las causas que provocaron el devastador suceso que quedó grabado en la mente de residentes de la Costa Oriental, la que más cobra fuerza es la explicación que una prostituta llamada Alicia Plaza, conocida como “La Caraqueña”, propietaria del bar Caracas intentó encender una lámpara a combustión de gas para iluminar el negocio y al hacerlo el fuego abrazo las manos de la mujer quien herida lanzó el artefacto por una de las ventanas dando origen a un gran llamarada que se extendió con gran celeridad hasta abrazar en muy poco tiempo todo el grupo de viviendas bordeadas sobre La Planchada (puente existente en el lugar) hacia tierra, así lo revela una investigación realizada por el cronista del municipio, Omar Bracho.

Todo indica que producto de una avería en la tubería del pozo I de la compañía Venezuelan Gulf Oíl instalada en el lugar, el Lago estaba cubierto por un derrame de petróleo, obligando a los mandatarios a prohibir que se encendiera cualquier tipo de combustible, debido a la presencia de gases inflamables que representaba un peligro inminente, esto no fue tomado en cuenta por La Caraqueña durante esa trágica noche.

“ Yo nací en ese pueblo, dedido a mi corta edad no recuerdo muy bien los hechos, pero mi madre nos contaba la explicación de Alicia, es lo que más se rumora, los pobladores de tenían como actividad la pesca, la forma de comercio era a través de la piraguas que venían de la zona sur del lago, con la expansión petrolera se fueron creando bares, donde los extranjeros y trabajadores de la Gulf se entretenían jugando dominós, la zona era muy bonita y atractiva, entonces comentan que producto de la acumulación de gases el pueblo ardió en llamas”, relató el señor Heriberto, uno de los sobrevivientes del dramático hecho.

No obstante, Francisco Chávez, politólogo y profesor de Historia, argumentó que después del acontecimiento se tejieron otras conjeturas sobre los motivos que generaron el incidente como por el ejemplo la versión que todos los pobladores de Lagunillas de Agua, recordaban con mucho temor los regaños y amenazas de un "castigo celestial" que formuló un religioso doctrinario, durante el desborde casi profano, de los feligreses en una marcha de San Benito.

Chávez indicó que otra opinión del incendio habla de la maldición de un sacerdote, quien ante tanta relajación luchó por cuidar las costumbres corrompidas de Lagunillas, usando la violencia el párroco fue obligado a salir de la población, tuvo que rendirse ante la fuerza de quienes lo echaban y con el hábito destrozado por manos profanas lanzó una condenación ¡por el fuego falleceréis, incrédulo!...

Aunque nunca se conocerá con precisión lo que generó la explosión, sin duda alguna las escenas fueron espeluznantes, los gritos de las personas que ardían en llamas se confundían con el maúllo de los lobos, la desesperación por no encontrar una salida para salvarse de la muerte, la poca existencia de botes ocasionó que muchos habitantes se lanzaron al mar contaminado, para salvarse de las devoradoras llamas que duraron cerca de 16 horas desapareciendo con el poblado más antiguo de la COL y nombrando en diversas partes del mundo por su arquitectura, encanto y la tranquilidad que rodeaba la zona.

Amelia Rosa Cuica de Hernández, a sus 90 años, aunque no presenció la tragedia, perdió a dos primos hermanos que cumplían con su horario de trabajo en la empresa petrolera, contó que Lagunillas de Agua era considerada como la ciudad perfecta, visitada por extranjeros que se enamoraban de las jóvenes oriundas de la población y se quedaban a invertir en el lugar
“Lagunillas era muy nombrada en el mundo entero, había mucho dinero en el sitio, la gente venía entusiasmada a conocer y muchos se quedaron allí, lamentablemente dos seres queridos perdieron la vida en ese hecho, no quedó nada, sólo cenizas y la historia de la gente vivió para contarlo”, refirió la señora Amelia.

Sin embargo, esta desdicha marcó el desarrollo de Ciudad Ojeda, que empezó a construirse en el mes de julio de 1937 con el apoyo del Gobierno nacional, ya que los damnificados fueron trasladados a sectores de la entidad impulsando la ejecución de viviendas y mejoras en los servicios públicos.

María Romelia Arenas sobrevivió, hace 70 años, al incendio de Lagunillas de Agua

Panorama, 12/11/2009

“Las olas del Lago de Maracaibo parecían más negras que de costumbre. Tal vez ese fue el presagio de lo que ocurriría la noche del 13 de noviembre de 1939, cuando todo el pueblo ardió”.

La voz de María Romelia Arenas suena fuerte, ronca, sin ningún aspaviento, contrario a la precariedad del sonido que recibe en sus oídos, lo que obliga a gritarle.

Tiene 92 años de vida. Hace 70 años presenció la muerte de cerca, cuando se alzó el fuego por debajo del pueblo palafítico de Lagunillas de Agua, en la COL.

En los recovecos de su memoria aún perduran las escenas de terror, de angustia de cientos de hombres, mujeres y niños al desplazarse entre golpes y empujones por la rampa principal de madera que los sacaría de allí.

El camino unía al poblado con tierra firme, por encima del dique que construía la Venezuelan Oil Concession para evitar que el agua del Lago recuperara el espacio perdido por la extracción del petróleo.

Dos horas antes, pasadas las 6:00 de la tarde, María Romelia ya vestía la “dormilona” azul para irse a la cama en una de las viviendas más próximas a la costa, sin familia ni compañero, desde que llegó del estado Lara en busca de fortuna.

El trajín del día por lavar y planchar la ropa de los trabajadores petroleros de la incipiente industria, le obligaba al descanso temprano: “Fue un día normal, con sus comercios y bares abiertos desde las 7:00 de la mañana”.

El profundo sueño de Romelia fue interrumpido por el aullido de los perros que anunciaban la tragedia. Inmensas llamaradas devoraban la noche, el resplandor crecía. Ardían agua y petróleo, y se extendía sobre aquel pueblo palafítico.

“¡Dios mío, qué pasa!’, fue lo único que pensé, reaccioné y grité: “!Me voy a quemar!”

La angustia de aquel recuerdo se notaba en el rostro de la mujer. Cuenta que no vaciló ante el peligro: “De pronto me vi sola, sin saber hacia dónde correr, pero entre llamas y humo apareció una muchachita con un poncho azul, me dijo que la siguiera hasta la otra planchada de madera, lejos del fuego. Cuando viré para verla había desaparecido. Luego me di cuenta que había sido una representación de la patrona del estado Lara, la Divina Pastora, que me salvó del infierno”.

Rememora que la gabarra de obreros de la Venezuelan Gulf Company resultó insuficiente para trasladar a los que estaban más alejados: “En otra lancha tampoco cabía, y como muchos, me lancé al Lago para nadar hasta la orilla”. Ya en tierra, María Romelia, comprendió la magnitud de la tragedia: “Aún escucho los gritos de la gente quemándose, los rostros desesperados de los que fueron alcanzados por el fuego en el agua, en sus casas. Las madres con sus hijos en brazos eran carbonizadas por el petróleo ardiente.”

La anciana detiene su relato. Busca fuerzas para no llorar. “Hombres desnudos, otros con paños hasta la cintura se lanzaban al vacío desde el segundo piso del bar La Caña Dulce. Muchos murieron carbonizados, otros alcanzaban las orillas y se refugiaban con sus genitales al aire”.

“No olvidaré la tranquilidad que sentí ante el horror cuando el Ejército llegó para imponer la calma y sacar a los sobrevivientes. Escapé a casa de una comadre en Campito Blanco y regresé al otro día. Cuatro horas duró el incendio que se apagó solo. A la mañana siguiente se veían los pilotes de los palafitos y los cadáveres flotando”.

Esa impresión fue la última que vio Romelia de Lagunillas de Agua. “No regresé nunca, no podía volver, después del horror que vivimos”.

358 años de la Virgen del Paraute

Pedro Ramón Estrada, 07/11/2009 (El Regional del Zulia)

Nuevamente como todos los años y con la misma devoción, asistí a las fiestas patronales de la Virgen del Rosario del Paraute en Las Morochas, población ubicada entre Tasajeras y Ciudad Ojeda del Municipio Lagunillas, acompañado de mi hija Seleinne.

Esta vez no se hizo sentir la tenaz lluvia que el año pasado afrontamos hasta un kilómetro antes de llegada a la santa iglesia donde está el altar de la Virgen, pero si una llovizna que ya forma parte del tradicional día de su festividad.La invitación fue un recordatorio del padre Luberto Ríos, Párroco de esa iglesia durante la celebración de las fiestas patronales de nuestra Virgen del Rosario de Cabimas.
Acostumbrado siempre a esa devoción que adquirí de mi recordada madrecita, nativa de Lagunillas a quién acompañaba todos los años con una adoración y devoción a esa imagen que conservaba desde que vivimos en Lagunillas palafítica y veíamos la capillita de madera en esa población que fue devastada por el pavoroso incendio, pero que su imagen se mantuvo intacta, para que siguiéramos profesando nuestra fe y devoción.

La imagen de la Virgen del Rosario del Paraute, apareció en las aguas del río Paraute o Pueblo Viejo como se le conoce y a la cual debe su nombre, cuando la tablita llegó a los pies de un aborigen de esa tribu en el año 1651, el cual la recogió y llevó a su choza hace mas de 358 años.Todos los años, el 28 de octubre se celebran sus fiestas, como ocurre también el 8 de octubre con la Virgen del Rosario de Cabimas a la cual asisto también con la misma devoción y fe como lo hago con la de Lagunillas.

La iglesia de las Morochas que también fue devastada por un incendio, tiene todas las características de un Santuario. Bella por dentro y con una arquitectura atractiva y unos inmensos murales religiosos en la parte del techo que causan admiración.

Cuando llegamos a la iglesia nos fue difícil entrar, por la inmensa cantidad de feligreses que asistían a la solemne eucaristía, hasta que se acercó un representante de las legiones por orden del párroco Luberto Ríos y nos condujo cerca del altar, lugar donde se encontraba el Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor Ubaldo Santana, quién presidía la eucaristía; el Obispo de la Diócesis de Cabimas, Monseñor William Delgado y varios párroco de ese Municipio, además el Presidente Concejo Municipal de Lagunillas, Francisco Alvarado y otros concejales.

La Virgen del Rosario del Paraute ha alcanzado mucha celebridad por los favores y milagros que ha concedido. Por esa razón son muchos los fieles que acuden a su iglesia para agradecer esos milagros, a parte de recordar las historias y leyendas que se han formado en torno a su imagen.

En este día, los que debemos devoción y sus fieles esperamos la culminación de su Santuario que al lado de la Plaza al frente de su iglesia, se convertiría en un lugar atractivo y de admiración.

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